5. LA ERA DE LOS CENTAURONES: PRIMERA PARTE

16.04.2025

En el año uno de la Era de los Centaurones (ECe), calculada doce mil quinientos años atrás, los seres extraterrestres de un planeta en la dirección de la constelación Centauro crearon en la Tierra a los seres humanos invisibles basados en el dióxido de carbono gaseoso. Estos podían mantener o variar la forma y tamaño gracias al halo energético que se producía en su propia estructura y que emanaba desde el interior.

No son autómatas a pesar de que su inteligencia depende de sofisticados programas interestelares instalados en sus genes. Pueden reproducirse y tener una vida limitada a 24 horas de su planeta que por la diferencia del curso del tiempo para los seres humanos de la Tierra equivaldría a 240 veces el tiempo transcurrido desde el momento de la creación hasta el año 2024 dC.

También son totalmente libres en emociones y sentimientos tanto para las relaciones con los miembros de su comunidad como con los fenómenos, cosas y seres vivos de nuestro planeta. Tienen infinita libertad de movimientos en grados esféricos, pero no la poseen para autodestruirse.

Su inteligencia equivale aproximadamente a cincuenta genios humanos terrenales extraordinariamente creativos. Esta se manifiesta con igual poder en la imaginación y el razonamiento los cuales jamás pueden ser bloqueados por las emociones y cualquier motivo que conduzca a la solución de un problema puede llevarse a cabo porque poseen una dualidad emotivo racional, reservando para la acción ejecutada los impulsos emocionales que sólo se relacionaban con dicho acto y a la vez pueden estar disfrutando de cualquier otra emoción y sentimiento de manera lateral y paralela.

Se alimentan del aire consumiendo gas carbónico, aromas y elementos pesados discretos que están dispersos en la atmósfera. Reciben la energía de la luz del sol mientras un proceso digestivo complejo produce desechos gaseosos a la manera de los animales y oxígeno a la manera de las plantas.

Los creadores centáuricos tomaron como modelo a los animales superiores, especialmente al hombre y a las plantas de la Tierra. Los centaurones, que así han sido nombrados, tienen células híbridas que en armoniosa combinación son vegetales y de animales al mismo tiempo.

Pueden comprimirse hasta el tamaño de un ser humano de la Tierra pero nunca llegan a perder el estado gaseoso. También pueden dilatarse hasta el tamaño de una ciudad pequeña. Estas medidas son críticas y es imposible violar los parámetros establecidos en grandeza o pequeñez.

Su extraordinaria habilidad está determinada por el estado gaseoso de sus cuerpos físicos. Les es posible entrar en una habitación por cualquier pequeño hueco introduciendo primero un tentáculo primario con el cual penetran una parte de ellos, sin perder continuidad, fluyendo como un vientecillo mientras del lado de adentro van adquiriendo su forma estándar, algo parecida a una ameba amplificada millones de trillones de veces. Esta habilidad también le sirve para explorar locaciones interiores de los cuerpos. Fue de esa manera que al principio de los tiempos estudiaron y comprendieron como funcionaba el sistema respiratorio y digestivo de los animales entre otros asuntos anatomofisiológicos.

Pueden envolver un cuerpo físico sólido cubriendo todo e incluso penetrando, además, en cualquier ranura, hueco o canal. Pudieran matar a un animal si quisieran, tapando las vías respiratorias. Pueden tomar cualquier forma: cilíndrica, esférica, toro, pirámides y muchas otras con tal de resolver un problema, para avanzar o para no dejarse arrastrar por los vientos. Muchas otras habilidades asombrosas el lector descubrirá a lo largo de estos escritos si tiene la suficiente curiosidad por conocer esta civilización invisible que tanto ha influenciado en la cultura humana terrenal.

Los creadores racionales dotaron desde el primer momento a los nuevos seres de un proto lenguaje inicial ya incertado en sus genes capaz de de desarrollar habilidades comunicativas pero no de conocimientos. De manera que empezaron a aprender como era el mundo por medio de sus órganos sensoriales al interactuar con el medio ambiente. Así continuaron acumulando sabiduría que pronto se potenció por medio de asociaciones.

Un centaurón puede unirse a otro, o reunirse cientos y miles los unos dentro de los otros, como si se disolvieran, pero en realidad ninguno individualmente pierde continuidad física estructural y cuando se separan ni una sola célula de cada uno se queda dentro de otro. Michael de Munamuno en su libro, que se publicará muy pronto, titulado «Lo insólito de los centaurones» le llama a esta propiedad Ley de la identidad absoluta. Esto no se debe a que tengan constitución material diferente sino a que sus unidades biológicas primarias tienen diferentes vibraciones en cada individuo que por la frecuencia y complejidad de las ondas lo hacen único e irrepetibles.

El aprendizaje y evolución del conocimiento hasta crear una civilización ocupó el primer segundo centaurano, o sea, los primeros 2534 días. La explicación de cómo estos seres invisibles crearon sus primeros instrumentos de trabajo y posteriormente una avanzada tecnología así como el arte, la filosofía y la religión y otros aspectos socioculturales la iremos publicando en este libro.

Se observan como una masa homogénea porque solamente se distinguen dos grupos: los femeninos y los masculinos, pero esta distinción sexual es muy difícil de observarse en seres primariamente poliformes, aunque entre ellos sí es posible porque tienen una amplia comunicación por medio de olores que emanan de sus cuerpos, que según sus propias palabras hablaríamos en lo femenino de olores de rosas y en lo masculino semejante al aroma del tabaco.

Los seres masculinos tienen el poder de inocular una sustancia primordial en las hembras que estimula la formación de otro ser en ella para dar lugar a la bipartición que sería como el parto para los mamíferos. En la sustancia que aportan los machos está la información de si va a ser hembra o varón la descendencia, de la misma manera que ocurre con los cromosomas X y Y en los humanos terrestres.

Después de la concepción la hembra en cuarenta días forma una bolsa con el nuevo ser que va creciendo hasta separarse como individuo ya adulto y con conocimientos elementales y culturales porque su primera escuela transcurre antes de desprenderse y sus primeros maestros son sus padres.

Sin embargo, lo más asombroso es que tanto la sustancia primordial del macho como el óvulo que aporta la hembra contienen no sólo la información genética anatómica fisiológica sino que llevan toda la información cultural y adquirida por ambos progenitores. Esto es posible porque el conocimiento se replica en cada célula y no en un área especial como es el cerebro para nosotros los humanos sólidos.

De esta manera la educación de los seres gaseosos se limita al manejo de las emociones y sentimientos así como adecuar la conducta a los patrones morales y límites establecidos desde las primeras generaciones de centaurones.

Un centaurón y una centaurona solamente crean sustancia primordial y óvulo una vez en todos sus años de existencia por lo que tienen una sola descendencia pero por su larga vida hay abundancia de ellos de estos seres en la atmósfera.

Cómo que los hijos son una combinación originada de dos individuos y cada uno refleja en su constitución de manera particular las emociones y los sentimientos los centaurones tienen personalidad psicológica como nosotros.

A pesar debsu larga existencia hasta hace muy poco no se sabía de ellos ni de ninguna de las grandes obras y proezas que ellos han realizado. Debido a la libertad que se le otorgó en la creación a estos seres gaseosos una pequeña minoría se volvió mala afortunadamente son muy pocos y están bajo control.

Los centáuricos, que entonces tenían una importante colonia en nuestro planeta, comprendieron por sus modelos matemáticos la posterior evolución climática de la Tierra y el desarrollo social de nosotros y propusieron hipótesis de cuando sería posible nuestro colapso. Los centaurones son una especie artificial creada por ellos para ayudarnos a superar etapas peligrosas de nuestra historia.