14. LA ERA DE LOS CENTAURONES: LOS QUE PASÓ DESPUÉS TÚ LO SABRÁS

17.04.2025

Aún Andrés y Luz Celeste que tanto deseaban descubrir a los seres gaseosos sentían temor ante el misterio y en la oscuridad del cuarto en el que se habían refugiado sus cuerpos ya gélidos de pavor necesitaron de algún calor extra y cuando volvieron a oír el tenue ruido como de palomas que comen maíz sobre bandeja de cartón y entendieron que ya los seres pneumáticos estaban tecleando en la laptop.

La emoción, porque comprendían la grandeza que llegaba a su vida, más el frío inducido por el miedo al misterio le sugirió en sus subconscientes que buscaran refugio el uno en el otro y abrazándose en la oscuridad el contacto de piel con piel sugirió el beso y esto hizo olvidar todo lo demás como si el pudor no existiera y el sexo fuera una forma de celebración de la felicidad.

Se desnudaron con la misma rapidez con la que alguien avanza para apagar un fuego. No necesitaban solicitarlo, nunca hubo acuerdo mutuo mediante el intercambio de palabras. En pocos segundos la acumulación de energías de diversos tipos se derramó en una batalla sexual donde el orgasmo y la eyaculación fueron como lluvia de estrellas, más luego la calma y al fin las expresiones:

—No sabía que esto era tan maravilloso, dijo Andrés.

—Por primera vez tengo un orgasmo, dijo Luz Celeste.

Luego quedaron quietos, muy unidos el uno al otro mediante el abrazo y se concentraron en el ruido que los seres gaseosos hacían al teclear en la laptop.

Es muy interesante el hecho de que los que se aman cuando llegan a un clímax emocional en la realización común no tengan que decirse las cosas y actúan coordinadamente como si de telepatía se tratara. Andrés y Luz se levantaron desnuditos en pelotas para arrimarse a la rendija que dejaba la puerta casi cerrada y mirar hacia la laptop en la sala.

En la distancia se veían las teclas moverse, solas, sin que nadie impidiera el subir y bajar rítmico y constante. Siendo Luz Celeste más pequeña que Andrés ella estaba delante mientras que Andrés tocando a ella por detrás asomaba la cabeza tratando de mirar la laptop. El esfuerzo de él hacía que su cuerpo se apretase contra el de ella. Su parte más sensible tocaba la bien dotada cola de la muchacha, un brazo pasaba por sobre los hombros de ella y el otro fue a parar a un seno de manera que ambos estaban confundidos y no sabían si lo más importante ahora mismo era el descubrimiento de estos seres o el amor y el deseo que sentían.

Una y otra vez fueron a la cama saciándose y volviendo a ver el teclado escribir solo, una y otra vez hasta que ya amaneciendo el teclado dejó de escribir y ellos cayeron irresponsablemente dormidos hasta el medio día.

Lo que pasó después tú mereces saberlo.