El hombre mediocre

El genio es excelente por su moral, ó no es genio. Pero su moralidad no puede medirse con preceptos corrientes en los catecismos; nadie mediría la altura del Himalaya con cintas métricas de bolsillo. Su conducta es inflexible respecto de los ideales servidos por su aptitud genial. Si busca la Verdad, todo sacrifica á ella. Si la Belleza, nada le...

La desigualdad es fuerza y esencia de toda selección. No hay dos lirios iguales, ni dos águilas, ni dos orugas, ni dos hombres: todo lo que vive es incesantemente desigual. En cada primavera florecen unos árboles antes que otros, como si fueran preferidos por la Naturaleza que sonríe al sol fecundante; en ciertas etapas de la historia humana,...

El progresivo advenimiento de la democracia, desde el ignominioso escándalo de la Bastilla hasta el arrebañamiento actual de los lacayos en rebeldía, ha mentido la igualdad de los más para impedir la culminación de los mejores. Es indiferente que se trate de monarquías ó repúblicas. El siglo XIX ha unificado el régimen político, en su esencia,...

La sensibilidad se atenúa en los viejos y se embotan sus vías de comunicación con el mundo que les rodea; los tejidos se endurecen y tórnanse menos sensibles al dolor físico. El viejo tiende á la inercia, busca el menor esfuerzo; así como la pereza es una vejez anticipada, la vejez es una pereza que llega fatalmente en cierta hora...

La personalidad individual se constituye por sobreposiciones sucesivas de la experiencia. Se ha señalado una «estratificación del carácter»; la palabra es exacta y merece conservarse para ulteriores desenvolvimientos.

Encanecer es una cosa muy triste; las canas son un mensaje de la Naturaleza que nos advierte la proximidad del crepúsculo. Y no hay remedio. Arrancarse la primera—¿quién no lo hace?—es como quitar el badajo á la campana que toca el Angelus, pretendiendo con ello prolongar el día.

El que aspira á parecer renuncia á ser. En pocos hombres súmanse el ingenio y la virtud en un total de dignidad: forman una aristocracia natural, siempre exigua frente al número infinito de espíritus omisos. Credo supremo de todo idealismo, la dignidad es unívoca, intangible, intransmutable. Es síntesis de todas las virtudes que aceran al hombre y...

El hombre es. La sombra parece. El hombre pone su honor en el mérito propio y es juez supremo de sí mismo; asciende á la dignidad. La sombra pone el suyo en la estimación de los demás y renuncia á juzgarse; desciende á la vanidad. Hay una moral del honor y otra de su caricatura: ser ó parecer. Cuando un...

Desprovistos de alas y de penacho, los caracteres mediocres son incapaces de volar hasta una cumbre ó de batirse contra un rebaño. Su vida es perpetua complicidad con la ajena. Son hueste mercenaria del primer hombre firme que sepa uncirlos á su yugo. Atraviesan el mundo cuidando su sombra é ignorando su personalidad. Nunca llegan á...

La santidad existe: los genios morales son los «santos» de la humanidad. La evolución de los sentimientos colectivos, representados por los conceptos de bien y de virtud, se opera por intermedio de hombres extraordinarios. En ellos se resume ó polariza alguna tendencia inmanente del continuo devenir moral. Algunos legislan y fundan religiones, como...

La hipocresía es el arte de amordazar la dignidad; ella hace enmudecer los escrúpulos en los espíritus incapaces de resistir la tentación del mal. Es falta de virtud para renunciar á él y de coraje para asumir su responsabilidad. Es el guano que fecundiza los temperamentos mediocres, permitiéndoles prosperar en la mentira: como esos árboles cuyo...

La mediocridad moral es impotencia para la virtud y cobardía para el vicio. Si hay mentes que parecen maniquíes articulados con rutinas, abundan corazones semejantes á mongolfieras infladas de prejuicios. La honestidad del hombre mediocre equidista del bien y del mal; niega al segundo sin afirmar al primero. Puede aborrecer el crimen sin admirar la...